Capítulo 2: La Ceremonia
- Silver, tal y como había supuesto, había acabado de vuelta a su mundo, estaba en frente del agujero de donde salvó al honrado artesano de Ganga. Silver emprendió el viaje de vuelta a Ganga.
Bueno, supongo que es lo más raro que me ha pasado en mi vida. Bah, debo seguir mi camino.
- En menos de una hora, Silver volvió a Ganga raudo y veloz, para comprobar si el artesano estaba sano y salvo. De inmediato, entró en su casa.
¡Pero si es el valeroso caballero que me rescató! ¡Pensé que habías muerto y habías dado tu vida por ti! Estaba construyendo eta corona en honor tuyo. Ya casi está, espera cinco minutos.
Oh no no no no. La corona es tuya por un precio gratuito, es lo menos que puedo hacer para que me salves la vida.
¡Gracias! Bueno, creo que tengo que irme de vuelta a Monte Rueca, adiós.
- Silver salió de Ganga con la preciada corona artesanal hacía el paso montañoso, el lugar de comunicación entre Monte Rueca y el resto de la zona. Una vez en él, empezó a subir por los pequeños caminos hasta casi llegar a la entrada del pieblo.
Ya está atardeciendo, la fiesta ceremonial empezará en menos de una hora, debo apresurarme.
¡Silver! ¡Deprisa! ¿Donde estuviste? ¡Hay que preparar el traje de la mensajera divina!
- Rubén y Silver se apresuraron a entrar en su casa para prepararlo todo...
¡Silver! ¡Qué alegría! Dame la corona, ¡rápido!
- Silver le dio la corona a Oblivio, el alcalde, y se dirigieron todos a la iglesia local. Todos estaban ahí esperando que la ceremonia de abertura empezase. La puerta del edificio salió y de ella entró la gentil y bella Tania, con el vestido ceremonial. Fue avanzando lentamente hacía el altar, donde el sacerdote esperaba emocionado.
- Tania llegó al altar con mucha elegancia y justo cuando el sacerdote pronunció algunas palabras en el antiguo idioma del mundo —que nadie las entendía— y una luz empezó a bajar misteriosamente hacía la corona de Tania.
- La luz empezó pronto a iluminar toda la sala y todo el mundo se quedó petrificado, como si el tiempo se hubiera detenido, todos excepto Silver y Tania.
- Una niebla empezó a emerger en el altar, era una silueta enorme, que llegaba hasta el techo. Empezó a cobrar más forma y se vio claro, era la misma Diosa. La deidad poseyó a Tania para que su mensaje llegara a Silver.
Silver... el mal que fue encerrado hace milenios ha resurgido. Lo que viste la noche anterior no fue un sueño... ¡Era la realidad! Murdaw te venció sin embargo, aún hay otra oportunidad... Debes dirigirte a Somnia y aliarte con su rey, solo así podrás acabar con Murdaw...
- La niebla empezó a desaparecer y Tania cayó al suelo inconsciente. Los demás habitantes empezaron a poder moverse y el tiempo empezó a avanzar de nuevo.
- Todos se asustaron, temieron lo peor, sin embargo todo estaba bien. Tania se recuperó en apenas tres minutos y pudieron acabar la ceremonia tranquilamente. Al acabar la abertura, todos lo festejaron en la plaza del pueblo, encendían los fuegos artificiales y solo se veían sonrisas y alegría por todas partes.
- Estuvieron bailando y cantando hasta altas horas de la madrugada sin embargo Silver se fue a dormir antes de las doce en punto de la noche, estaba agotado de ese gran día.
- Al día siguiente, el alcalde Oblivio requería la presencia de Silver.
¿Quería algo? —dijo mientra cerraba la puerta—.
Respecto lo que pasó en la ceremonia de abertura... No hacía falta ser un genio para saber que algo inusual pasó allí. ¿Que pasó en la ceremonia?
- Silver le explicó todo lo que ocurrió con la Diosa y Tania.
Entonces... ¡Debes ir a Somnia ya!
¡Por supuesto! Toma esto —le dio una especie de pase— es un pase de entrada a Somnia, no te dejarán pasar si no tienes ese objeto así que guárdalo bien.
¡Gracias! Ahora mismo me dirigiré hacía allí.
- Silver emprendió el viaje hacía Somnia. Pasó por el paso montañoso e incluso pasó la noche en Ganga, a causa que no llegaría de día. Al salir del pueblo, avanzó por una pequeña explanada algo desértica y entonces ya pudo divisar el castillo. Tras unas dos horas caminando hacía allí, llegó por fin a las puertas de Somnia y e dio el pase al guardia para que le dejara entrar.
¡Vaya! ¿Así que de Monte Rueca eh? ¡Bienvenido!
- Silver entró dentro de las grandes murallas y dentro pudo observar que incluso había hogares, posada y tiendas para comprar y gastar. En un cartel ponía que se estaban haciendo pruebas para reclutar soldados así que Silver no dudó en ir al castillo a inscribirse.
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