Capítulo 3: La Prueba 2.ª Parte
Bien ya hemos llegado, al parecer no hay caminos. Tendremos que escalar.
¡Es verdad! Acordaos de lo que dijo Pelipper, que aquí en adelante son salvajes. ¡Así que podemos morir de verdad!
(Noto algo extraño). —Detectó mientras pensaba en su interior— Sí, debemos ir con cautela.
- El Aipom apareció de la nada y golpeó a Azul, aunque sin apenas resultados.
¡Ya decía yo que había notado una aura extraña!
- Azul con la mirada fría creó una Esfera Aural y golpeó fuertemente al Aipom. El golpe fue tan potente debido a la vulnerabilidad de tipos que la esfera arrastró al pokémon metros por delante hasta enpotrarlo contra una roca.
Para ser "salvajes" no son para tanto.
¿Y qué esperas? Es una prueba sencilla para convertirse es un equipo explorador.
Bueno, continuemos (que tonto es el pobre -.-) —se dijo a si mismo Sky refiriéndose a Lagar—.
- Minutos después...
Y eso que hemos salido por la mañana, como no nos demos prisa cuando lleguemos será de noche.
¡Cuidado Greg! —Gritó mientras un puñado de rocas caían sin control—.
¡¡¡¡¡¡AAAAAAH!!!!! —Soltó un alarido mientras la roca le aplastaba—.
- De repente, el Charmander apareció desde un agujero que había salido al lado de la roca.
¡Vaya susto nos has dado! ¡Creíamos que habías muerto!
¿De donde habrá venido esas rocas?
- Tras unos instantes, un terremoto acompañado de un inmenso ruido se apoderó del lugar.
¡Terremoto! ¡Todos debajo de las mesas, como nos enseñaron en la escuela!
¡Estas drogado o qué?! ¿¡Donde ves tu mesas!?
- De entre el desprendimiento y el terremoto se levantó una inmensa serpiente rocosa con una mirada asesina y penetrante, dirigida al Equipo Leyenda.
¡Una serpiente de rocas gigante!
- Greg de inmediato atacó a uno de los Pupitar con su Concha Filo a lo que el Pokémon salvaje respondió con una asoladora Tormenta de Arena.
¡AGH! ¡Mis ojos! —Se quejó— ¡Lo pagarás caro!
- Sparkie, enfurecido, atacó al Pupitar con un potente Látigo cepa que dejó K.O. al descontrolado Pokémon.
- Greg procedió la misma estrategia que hizo con el otro Pokémon, empezó con un Concha Filo que dio de lleno al Pupitar. Sin embargo aquel Pokémon, moribundo en el suelo, se rió del equipo como si nada, en la situación tan patética que estaba.
Está brillando... ¡Va a evolucionar!
¡Oh no, de eso nada! ¡Vamos Draco, hay que intervenir!
- Una oleada de ataques se dirigía hacía el insensato Tyranitar. Por un lado, un torbellino de Hojas bañadas en turbulentas aguas, por el otro un Dragoaliento gigante con una aura oscura a su alrededor. Todo impactó a la vez sobre el coloso y lo dejó en el suelo, debilitado finalmente.
Que bien. ¡Lo habéis derrotado! Pero, ¿donde está Azul?
- Mientras tanto, en el otro extremo, a casi un kilómetro del campo de batalla.
¿Donde se han metido los demás?
Jajajaja, ¿tus amiguitos te han abandonado?
¡Deja de reírte y acabemos con esto!
Eso, te mataré y luego... ¿Luego qué haré? —se cuestionó a si mismo angustiado—.
Exacto, ¿qué harás luego? ¿Qué sentido tiene tu vida? ¿Atacar a todos los Pokémon que pasan delante tuyo? —le replicó—.
Cual es el sentido... ¿De... mi vida?
(Se comporta como si estuviera controlado por alguien.) —Se dijo a si mismo—.
(No controla su cuerpo, ¡tendré que derrotarlo!)
Debo derrotarle rápido, sino, en su estado, podría hasta cargarse la montaña.
- El Onix, con esa forma tan salvaje y caótica, arremetió contra el Riolu levantando montones de rocas en dirección hacía él. El ataque impactó fuertemente contra el joven.
¡¡¡¡AAAAH!!!! ¡Su poder ha aumentado mucho! Si continua así tendré que ganar tiempo hasta que lleguen los demás.
~O~
¡Los veo allí en la polvareda de esos escombros!
¡Ahora quiero luchar yo! ¡Llévame volando Sky!
¡Venga, sube! —le dijo a punto de emprender el vuelo—.
- Justo cuando el Onix dirigió toda esa masa de pode rocosa frente a Azul, una aura luminosa y relajante detuvo el ataque y paralizó al Onix, dejándolo dormido.
Ese Onix va a tener un gratificante sueño ahora. —Se dijo a si misma— tranquilo, ya no estás en peligro.
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